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Una experiencia que me cambiaría la vida

​Hoy hace 2 años hice mi mochila y me fui a África sabiendo que supondría un gran reto personal pero que sería una experiencia que me cambiaría la vida. Y así fue.

Con tapones de botellas les enseñaba los colores y las formas; con 15 lapiceros y una goma de borrar para tod@s, a compartir; con una hoja de papel al día practicábamos letras y números; con deporte aprendían a escuchar, a obedecer, a relajarse, a descubrir que aprender también podía ser divertido. Cada día me inventaba algo distinto con lo que pudieran ser verdaderamente niñ@s las horas que estuvieran en el colegio. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Pero, a pesar de todo, fueron ell@s los que más me enseñaron a mí. Descubrí que no hace falta tener nada material para aprender; que la comida se reparte a partes iguales, cuando yo les daba mi porción lo compartían entre tod@s de la manera más justa que he visto jamás; que las peleas eran muy violentas para niñ@s de esas edades pero que se olvidaban al minuto y seguían jugando junt@s; que al volver a casa “mis niñ@s” se convertían en hombres y mujeres y que aunque sus vidas eran muy duras, nunca perdían la sonrisa ni la ilusión por las pequeñas cosas.

Hoy recuerdo esto para recordarme a mí misma que aunque a veces la vida puede ser difícil, nunca hay que perder ni la fortaleza ni la sonrisa. Porque como siempre me repite mi padre desde pequeña “no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”. Mis niñ@s lo sabían bien ❤️

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